El XVIII Congreso del Partido Comunista, un ‘cónclave’ turbulento

05/11/2012 - 12:25 am

Pekín, 5 Nov (Notimex).- Acostumbrado a dar una imagen sólida de unidad, el Partido Comunista de China celebra su XVIII Congreso, clave para los próximos diez años del país, en medio de una espiral de luchas internas.

Estas controversias quedaron plasmadas en el caso Bo Xilai, y se complementan con grandes problemas para mantener buenas relaciones con Japón y otros vecinos.

El XVIII Congreso del partido que ha gobernado China desde 1949 tiene el importante reto de renovar en torno al 70 por ciento de los altos oficiales en todas las ramas controladas por el PCCh: Ejército, empresas estatales, bancos y alta administración del Estado.

En total, dos mil 300 delegados de todas las regiones de China se dan cita en Pekín para elegir a los nuevos líderes, para revisar los logros y fallos del último lustro y para trazar las líneas maestras de la economía y la política de los próximos cinco años.

Entre las tareas más importantes, elegir al nuevo presidente y primer ministro, que asumirán en marzo de 2013; renovar los cargos en el Comité Permanente del Politburó, formado ahora por nueve hombres; y elegir los cargos para tres cuartas partes de la Comisión Militar Central.

Una serie de trabajos que se llevan meses gestando y que, pese al secretismo que acompañan a todos los ‘cónclaves’ del PCCh, han estado marcado inevitablemente por las turbulencias en lo más alto del poder.

El ‘caso Bo Xilai’ ha abierto una dura lucha de facciones entre liberales, conservadores, reformadores, y ha dañado mucho la imagen del Partido, que siempre se ha esforzado por transmitir al exterior una imagen de unidad.

En ocasiones, este afán de unidad ha estado expresado incluso en el parecido de los peinados y la vestimenta de los líderes.

El caso del ex jefe de Chongqing, apodado el ‘Kennedy chino’, ha provocado el mayor escándalo político en décadas y ha puesto en duda la honorabilidad de algunos de los altos miembros del Partido, al revelar la impunidad, la corrupción a gran escala y las conexiones personales con fines de lucro en las más altas instancias del poder.

Por si fuera poco, las investigaciones periodísticas de los medios de comunicación extranjeros han sacado a relucir recientemente las enormes fortunas de los líderes y sus familias, pese a que públicamente abogan por una vida igualitaria y meritocrática.

Así, The New York Times publicó hace unas semanas que la familia del primer ministro saliente, Wen Jiabao, habría amasado una fortuna de más de dos mil 600 millones de dólares.

A su vez, familiares del futuro presidente, Xi Jinping, tendrían más de 360 millones de dólares en activos inmobiliarios y participaciones en empresas, de acuerdo con ese diario.

Por otra parte, el Congreso se celebra en plena desaceleración económica de China, que este año crecerá por primera vez en años por debajo del 8 por ciento, lo que ha generado inquietud por los efectos potenciales a nivel de protestas sociales por el descontento.

Por Heriberto Araújo. Corresponsal.

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